Perfil del joven delincuente
Es difícil establecer un perfil riguroso de los jóvenes
delincuentes, pero sí se pueden apuntar una serie de características personales
y del entorno que dadas en un mismo sujeto pueden hacerlo propenso a delinquir.
Ante esto se debe reflexionar y concluir que no todos los jóvenes con estas
características evolucionan a delincuentes y que no todos los delincuentes las
presentan.
Hay que remarcar que incluso los rasgos que pertenecen al
propio carácter del joven pueden deberse o verse más acentuados a causa de los
factores del entorno. Esto implica que la desigualdad social sea la causa más
relevante que empuja al niño a delinquir. Otra observación que debe hacerse a
partir de la clasificación es que, como menciona West, como más factores coincidan
en un mismo sujeto más probabilidades existirán de que éste sea generador de
delitos. Además debe tenerse en cuenta que estas desigualdades adversas suelen
presentarse todas juntas y a actuar recíprocamente unas sobre otras.
La Fundación Paz Ciudadana realizó 6 investigaciones para
acatar más estas características a la realidad. Estudió a los jóvenes
infractores de la ley que habían tenido contacto con la red Sename (Servicio
Nacional de Menores). A partir de estos estudios podemos hacer una definición
aproximada del perfil:
El delincuente juvenil suele empezar su actividad delictiva
entre los 15 y 17 años. La mayoría no ha completado el nivel de escolaridad
básico. Es muy probable que él y su grupo de amigos sean consumidores de
alcohol y de drogas y que tenga relación con otros jóvenes que hayan tenido
alguna conducta delictiva. El delincuente juvenil suele formar parte o bien de
una familia numerosa o bien uniparental.
Los datos más significativos de los estudios realizados son
los siguientes:
Edad de inicio: aproximadamente la mitad de los encuestados
empezaron la actividad delictiva entre los 15 y 17 años.
Nivel de escolaridad: entre el 50 y el 70% presentó un nivel
escolar básico incompleto. Según el estudio, permanecer en la escuela es uno de
los protectores ante el desarrollo de conductas delictivas, ya que genera una
sensación de acercamiento a las instituciones y las normas.
Motivos de deserción escolar: entre un 25 y 35% afirmó haber
dejado la escolarización por falta de interés. Otros motivos son el bajo nivel
económico, expulsiones por conducta negativa, mala relación con los compañeros
o profesores o poco apoyo familiar.
Empleo: hasta un 43% de los jóvenes ingresados en la red
Sename ocupaban trabajos con especialización como aprendiz en taller mecánico,
construcción, aseo industrial, obrero…
Amistades: se estimó que en un 79% de los casos el grupo de
amigos del sujeto consumía alcohol, y en un 72%, drogas. Por otro lado, una
media del 60% de los amigos de estos jóvenes delincuentes habían sido
encarcelados o detenidos alguna vez.
Estructura familiar: cerca del 35% de los jóvenes respondió
vivir sólo con la madre o bien con ésta y su pareja. Otro estudio concluyó que
en el 60% de los casos las familias eran numerosas, es decir, se componían de
cinco o más miembros.
Consumo de alcohol y drogas: más de la mitad de los jóvenes
reconocieron haber consumido drogas de forma habitual antes de los 14 años. Los
porcentajes de consumo de alcohol fueron más elevados que los del consumo de
drogas, pero en cuanto a la adicción resaltaron mucho más las drogas.
Actividad delictiva: entre el 50 y el 80% de los casos la
actividad delictiva era contra la propiedad, como el robo. Además suelen ir
acompañados con agresividad y violencia. Se estableció que mediante esta clase
de hurtos logran obtener dinero fácil que, en general, se usa para bienes de
consumo: ropa, drogas, alcohol y diversión.
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